martes, 16 de abril de 2013

El Corzo de la Cercona


  • Sin duda nunca busque mas veces a un corzo. Es un día caluroso,sin viento, a las 20:30 en 2010 cuando al ir a colocarme a un puesto para hacer una espera, al llevar en el puesto, ya casi una hora, siento que me entra algo por detrás pero eran unos pasos muy suave, estando acompañado de mi tío le señalo que se de la vuelta, suavemente, ya que teníamos a unos escasos 10 metros un corzo pasando sin percatarse de nuestra presencia.Es tan sigiloso el caminar que trae, que solo el terreno seco y áspero por causa de un invierno seco, el que nos delata su presencia, nos embobamos mirándolo, hasta que se quedo como una estatua con la cabeza levantada mirándonos, ahora si nos ha percibido, se dispone a salir como alma que lleva el diablo, pero lo hace sin ladrar, una vez que los corzos detectan con su vista el peligro se pierden en silencio, ya que solo cuando no son capaces de determinar el peligro es cuando ladran. Desde ese preciso momento ya no deje de observarlo ningún año, lo he estado viendo durante 3 años en repetidas ocasiones, pero era muy esquivo y siempre daba la casualidad de verlo cuando no era el día, en que se podía cazar un corzo. Ya que en varias ocasiones llegue a controlarlo con los prismáticos, pero siempre el día que me correspondía de cacería, parecía desaparecer de la zona. Tal era mi ceguera con el que decidí visitarlo, cuando sesteara para localizarlo la zona de encame, siempre le acompañaba una hembra, hubo un año que lo vi dos veces campeando solo. Este año era el ideal para cazarlo, el que mas controlado estaba por mi parte. Me plante una mañana a las 12 en su zona, para desencamarlo y poder hacerme con el ya que es una zona muy cerrada, de monte, de otro modo no hubiese sobrevivido tanto, aun así, me la volvió a jugar, salio la hembra pero ni rastro de el. Pero por suerte al escudriñar unos barrancos me di cuenta que nos estaba observando, siempre me veía el a mi antes.Pero hoy también las tenia todas consigo, otra vez los nervios o mi mala cabeza, hizo que no pudiese dispararlo, dejándolo escapar, esto casi se había convertido en mi mayor reto. Y llego el día, el día que le gane la partida, el día que decidí entrar le por el lado opuesto al que nunca se me había ocurrido entrad le,el peor sitio de todos, por suerte estas vez al ver a la hembra, suavemente desplazándome por toda la zona de un perímetro de 30 metros, le vi ramoneando en una mata de una encina. Esta vez sí, esta vez le había ganado la partida, se mostraba ante mi y no yo ante el, como casi siempre había ocurrido, apoye el rifle en una estaca de hierro, apunte al codillo y dispare, aguante la respiración, para ver sus movimientos, su manera de actuar. La reacción al disparo, fue contundente, corrió como desencajado, pero no le vi acusar el tiro, pensé, posiblemente le ha pasado cerca y ha notado la bala rozarle, por eso salio con ese ímpetu, pues dirigiéndome al disparo nada pude apreciar, solo la arrancada, nada de sangre, nada de pelos, nada de nada, Linda que tiene un olfato privilegiado, tampoco determino nada que supusiera haberlo tocado. Empecé a caminar a mi derecha para ver si podía haber algún indicio de flaqueza, sangre, trozos de hueso, etc.. pero nada de nada, volví a la zona del tiro, con la perra, donde esta vez apunto levemente a mi izquierda, pero sin tomar rastro, seguí mi intuición y a unos 120 metros, yacía en el suelo, triste encuentro, por un momento, quería no haber acertado, se acababa mi ajedrez, esta vez había echo "jaque mate" al rey de la "CERCONA" el que había luchado durante años por la zona, el que había reinado durante varios años, se sentía fuerte, yo diría que poderoso, de haber ganado tantas batallas, a los cazadores y a otros corzos, protegiendo su territorio " con uñas y dientes". Es un corzo muy viejo, precioso animal y excelente, rival.Pero esta vez el instinto le falló, el aire le gano la partida, el fin de un reinado, el rey de la " CERCONA" había doblegado a su cazador, mas insistente, en que este lance debía de llegar de un momento a otro. Aunque nunca lo quisiera haber finalizado.     José Antonio Rodríguez.