viernes, 4 de febrero de 2011

ERRORES QUE NO SE DEBEN COMETER EN UNA ESPERA



Después de preparar el comedero para el ungulado, con paciencia, y buena vista hay que buscar el sitio mas adecuado, viendo las huellas, hozaderos o bañas donde habite con firmeza nuestro mas admirado rival, ya que hemos de pensar que el jabalí esta en su casa y nosotros venimos a profanarla, haciendo que el jabalí agudice aun mas sus sentidos.
Hoy es jueves 3 de junio y empiezo a observar que los jabalíes no tocan mucho el comedero, ha si que he decidido, ponerme en la siembra de avena, acompañado del chaval que nos cuida los comederos, cometemos un error que pudo hacer decepcionante la espera esa noche, pero al darnos cuenta lo corregimos rápidamente, el error era pasar por donde el cochino podría salir, buscamos un mejor paso y colocado en una encina, me senté en el suelo hasta esperar los acontecimiento, otro error, hay que acompañarse siempre de un buen asiento, donde sentarnos y lo mas cómodo posible ya que son muchas las horas que vamos a estar acechando a nuestro admirado ungulado, debido a las prisas a mi se me olvido echarla, busque unas piedras donde estar lo mas cómodo posible, pero aun así me sentía incomodo.
Pasados unos instantes se marcha el guarda para observar a unos corzos que entran en los garbanzos, quedando de nuevo en el coche pasadas las 12 de la noche, no transcurría desde su marcha ni unos minutos cuando, veo a mi izquierda como se aproximan dos corcitos muy curiosos, que casi se chocan conmigo, con la consecuente espantada al acercarse no mas de 2 metros de donde estoy, debido a su inexperiencia, y curiosidad que da la juventud le hizo aproximarse tanto a mi.
Ni unos 40 minutos pasadas de las 21 h cuando siento el romper de monte y detrás de mi se me aproxima un corpulento animal que muy sigilosamente me doy la vuelta cuando noto que esta parado detrás de mi a unos pocos metros, es un venado de portes impresionante y buena cornamenta formándose con borra, de un tremendo salto al percatarse de mi o darle el olor de humano, desaparece en la espesura del monte.
Vaya parece que esta noche la siembra va a estar llena de comensales, y a mi me están animando la noche, se palpa el silencio del atardecer oscureciéndose por momentos. Un sonado movimiento de piedras me pone en guardia, se me seca la boca, los músculos se tensan, llega mi adorado y venerado amigo, el jabalí echo una ojeada con los primatitos y veo claramente a un jabalí que se para justo por los pasos que dimos erradamente, pero con un sobre salto se mete de nuevo en el monte, mal rollo pienso que esta noche hemos metido la pata hasta el fondo, pero decido esperar nuevos acontecimientos ya que el aire me era favorable, transcurría tan solo unos cuantos minutos cuando siento otro ruido de piedras y jaras, que presiento que se trata del mismo jabalí intentando salir a darse su festín no queriendo renunciar a esa rica avena ya en grano tan pisada todas las noches por los cochinos.
Tan curioso se sentía que arranco a andar entre la cebada, para cuando arranco ya me encontraba yo encarando el rifle y apuntándole siguiendo sus movimientos, no serian mas de las 23 h cuando decido tirar, cometiendo dos errores que serian decisivos para no cobrar el jabalí esa noche, uno de ellos es encender el foco sobre la cebada, ya que con el visor tenía al animal ya centrado en su cuello para disparar, y lo único que conseguí es un reflejo amarillo, sin percibir bien donde disparaba, otro no aprovechar la encina para apoyar el rifle ya que me había quedado el apoyo en el coche, es cochino estaría sobre unos 90 metros ya que su primer intento de salida fue a solo unos 50 metros, el primer día de esperas de este año me jugaría una mala experiencia, cosa que no debía haber ocurrido a un esperista de años, pero las prisas no son buenas consejeras, y después de dar al foco dispare con el consecuente fallo o al menos esos creemos ya que no dimos con sangre aunque ese no es motivo de error ya que he cobrado cochinos sin dar ni una gota de sangre. Respecto al cochino salio despavorido, sin mas miramiento, como un latigazo hacia el monte, seguimos pisteando . Siempre nos queda los pensamientos, y mas de dos días estuve dándole vueltas al lance en donde me había equivocado para no volver a cometer el mismo error, pero si hay algo que aprender de esta lección de humildad al contar mis errores es que ustedes no lo cometan. Después de que te entra un buen cochino, no cabe error ninguno. El cochino en contadas ocasiones dará otra oportunidad como esta. Sobre todo si es en un comedero, son muy reacios a volver a entrar en ellos después de notar algo extraño. Nosotros tuvimos la suerte de dar con el cochino tras 2 hora de pisteo entre jaras, pero los errores se pagan.


José Antonio Rodríguez Garcia